lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Qué es más ofensivo?

Son unas princesas bastante malhabladas, pero sin pelos en la lengua...


Os dejo esta magnífica campaña de FCKH8, una web que ya ha realizado otro tipo de campañas en contra del racismo o la libertad sexual. Aquí, unas niñas vestidas de princesa de entre seis y trece años defienden la igualdad entre hombres y mujeres con un discurso fuera de lo políticamente correcto, con frases como "¿Qué es más ofensivo; oír a una niña diciendo 'joder' o la jodida desigualdad de género?"

En poco tiempo el vídeo se ha convertido en un fenómeno viral, así que puede que a estas alturas ya lo hayáis visto. En la web hay otros vídeos muy interesantes de ver (si domináis el inglés, mejor)




(Activar los subtítulos en español)




domingo, 23 de noviembre de 2014

"Miembras" y "jóvenas", ¿alguien da más?

No miento, es la pura verdad. Mis oídos así lo oyeron...



Hace ahora más de un año, en una conferencia sobre igualdad a la que asistí por motivos de trabajo tuve la oportunidad de escuchar una de aquellas frases que se te quedarán para los restos en la memoria, de esas que siempre sirven para utilizarlas en las conversaciones más disparatadas y que nunca vienen mal, de esas del tipo "pues yo una vez..."

La susodicha que la pronunció, de cuyo nombre no quiero acordarme, volvería a toparse en mi camino en alguna otra ocasión pero desde aquel entonces ya siempre sería recordada por mí como aquella que en su discurso ante el auditorio habló en varias ocasiones de "miembras" -no sé de qué me sorprendo, si ya una gaditana la puso de moda- y de "jóvenas".

A partir de ahí, reconozco que ya todo lo que continuó diciendo en aquel acto me empezó a importar poco... Pero mi objetivo en este post va por otro lado. El sexismo o no en el lenguaje y su debate, es de lo que trata verdaderamente esta entrada, y el caso de esta señora no es más que un ejemplo de una de las vertientes existentes actualmente en nuestra sociedad que defiende precisamente la necesidad de modificar las palabras para cambiar la realidad.


Está claro que el género en las palabras marca significados distintos en determinados aspectos. Un significado, por cierto, que le hemos dado nosotros y no las propias palabras como tal. Ya saben, no es lo mismo ser un "zorro" que ser una "zorra" y tampoco es lo mismo que te digan que eres "cojonudo" a que resultas ser todo un "coñazo". 

No hay duda de que el masculino, detrás del cual se esconde la sociedad patriarcal, ha hecho de las suyas en esto del lenguaje, pero a veces generalizar no trae más que complicaciones y sinsentidos.  

Lo explica muy clarito el escritor y periodista Álex Grijelmo cuando escribe en su artículo "Cambiar las palabras o cambiar la realidad" que "si nuestro contexto específico modifica en cada caso las palabras, es posible que dejen de parecernos sexistas algunas expresiones cuando haya dejado de serlo en la realidad que las enmarca".

Los ejemplos que pone en su texto lo dejan más claro. "A la última rueda de prensa de la Moncloa asistieron cerca de treinta periodistas, y nadie pensará al leer esto que se trataba sólo de hombres, porque estamos acostumbrados a ver a muchas mujeres en ese escenario. Pero si alguien dice 'diez policías intervinieron en el rescate', es muy probable que pensemos en diez hombres, porque la policía todavía está formada principalmente por hombres". Resulta que en ambos ejemplos, ninguna de las palabras del sujeto gramatical tenía género y, sin embargo, hemos pensado en diferentes sexos dependiendo de la realidad que conocemos. 

Para Grijelmo, el concepto de "padres", que en la actualidad fácilmente incluye en la percepción del hablante al padre y a la madre, empezará en pocos años -si no lo tiene ya- a tener un significado distinto, ya que cada vez hay más familias monoparentales o conformadas por dos padres o dos madres. ¿Cómo lo diríamos entonces? Parece que hablar de "padres", con un concepto genérico puede ser lo más acertado, aunque quizás no lo más efectivo.

"No tenemos la forma de calcular si resultará más rápido cambiar los significantes que usan millones de personas o más rápido cambiar esta realidad tan masculina para cambiar así nuestros significados. Por tanto, podemos considerar las dos posturas igualmente bienintencionadas, y pensar que con ambas se puede avanzar hacia el objetivo", concluye Grijelmo en su artículo.

El debate, apasionante y lleno de matices, ofrece multitud de impresiones, aunque está claro que la llamda "economía del lenguaje" parece seguir llevando la batuta de todo esto.